Viviendo nuestros votos


¡El fin de semana pasado mi hermano Sydney yo hicimos nuestros votos perpetuos! Fue un momento de felicidad y también de nerviosismo y un sentido de responsabilidad.  Antes de este momento hubo muchas noches de reflexión en lo que estos votos significan para mí; castidad, pobreza y, obediencia. Hay mucho que decir de estos votos y en las próximas semanas estaré escribiendo acerca de cada uno de ellos.

Como Oblatos también hacemos un cuarto voto, como algunas otras ordenes religiosas lo hacen, y ese voto es el de Perseverancia. Originalmente, el voto fue implementado para que los sacerdotes que se unían a la congregación, permanecieran con la congregación y la comunidad en caso de que fueran llamados a la diócesis. Era y es en cierta forma, de acuerdo a nuestra Constitución “públicamente dar fe de nuestro compromiso a nuestra familia religiosa y nuestro compromiso definitivo a su misión”.

Mientras pensaba en este voto en particular, parecía ser más un compromiso real y personal a mi comunidad y, en cierta forma, profesar públicamente mi amor por ellos.  Para bien o para mal, en la salud o en la enfermedad, ¡o cuando me vuelvan loco o yo los vuelva locos! ¿Les suena familiar? Debería pues esto es algo parecido a lo que una pareja de casados expresa el uno al otro durante el sacramento del matrimonio. Pero para que pueda digerir el voto, vivir el voto e integrar el voto necesito reflexionar continuamente en éste hasta la profesión final. Lo mismo aplica en una pareja de casados. Una vez que se han hecho los votos, una continua reflexión  a lo que estos votos simbolizan se convierte en una parte esencial para la unión de la pareja.

Sin embargo, como religioso, es un símbolo de fidelidad, y aunque la perseverancia está directamente implicada en los otros tres votos, hay algo que me llama a considerarlo en una forma profunda y espiritual.  La perseverancia como voto me llama a darme cuenta que cuando haga este voto como símbolo de fidelidad hacia mis hermanos Oblatos, para nunca dejarlos y que ellos tampoco me dejarán a mí. Me apoyarán en tiempos difíciles y yo haré lo mismo por ellos. Juntos como comunidad, creceremos y llevaremos a cabo nuestro compromiso bautismal apoyándonos unos a otros y mirándonos a través de los ojos de Cristo.

El fin de semana pasado hice este voto “DE POR VIDA”. Y necesito arraigarlo en mi ser para hacerles saber a mis hermanos que siempre estaré ahí para ellos. Siempre haré lo mejor para darles amor, apoyo y cuidado cuando lo necesiten.

¿A caso no sería una bendición para el mundo entero si todos pudiéramos hacer este voto?

Esta semana les pido que oren por los Hermanos, Gabriel Sobrevilla Alvarado y Juan Gaspar que están comenzando su año de prácticas y enfocándose profundamente en estos votos pues su procesión final se acerca.

 

 
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