¡También tenemos derechos!

 

Por Byron Macías

Entre católicos (y cristianos en general) tendemos a ver la fe y la religión como una obligación: “Los días de obligación” “La obligación de confesarse por lo menos una vez al año” etc. Alguien puede defender la obligación como algo bueno para la salvación de las almas; después de todo, si los padres y madres de familia no obligan a sus hijas o hijos a ir a la escuela (cuando ellos no lo quieren), les puede ir mal y hasta perder el año. Pero aun así, si todo lo que hacemos, decimos y creemos está basado en obligaciones, no disfrutaremos de lo que de verdad significa ser hijas e hijos de Dios.

¡Por lo tanto hay que tener en cuenta que también tenemos derechos! En la sección II del Derecho Canónico titulado “La Gente de Dios,” encontramos algunos de los derechos de todos los fieles cristianos. Por ejemplo, el canon 213 expresa que los fieles “tienen la libertad de dar a conocer a los pastores de la Iglesia sus necesidades, especialmente las espirituales, y sus anhelos.” Además, los fieles “tienen el derecho e incluso la tarea de manifestar a los pastores su opinión en asuntos que tratan sobre el bienestar de la Iglesia y dar a conocer su opinión al resto de fieles cristianos, sin prejuicio con la integridad de la fe y la moral, con reverencia para con los pastores, y prestando atención al progreso común y la dignidad de las personas.” ¿Qué les parece?

El canon 213 habla sobre el derecho de recibir la “palabra de Dios y los sacramentos.” El canon 214 trata del “derecho de adorar a Dios de acuerdo a lo prescrito por su propio rito,” o sea, inculturización. El canon 215 se trata del derecho de crear grupos de gente con motivos de caridad, piedad o vocaciones, como por ejemplo los Caballeros de Colón. La lista de derechos sigue en los cánones 216 hasta el 221, el cual reafirma el privilegio de los fieles de “vindicar y defender los derechos que poseen en la Iglesia[.]”

Claro que tenemos obligaciones pero también tenemos derechos. Una vez escuché que  en el bautismo recibimos como regalo todo lo que le pertenece a Jesús como su derecho. Somos la gente de Dios; tenemos dignidad; somos alguien. Por lo tanto tenemos voz. Hay una canción viejita de Paulina Rubio que dice “nosotros tenemos derechos como los demás.”

Nosotros los latinos, por ejemplo, a veces divinizamos tanto al clero que nunca disputaríamos lo que dicen así sepamos o creamos que pueden estar equivocados a veces; nos quedamos en la obligación y parte de esto se origina en la evangelización eurocéntrica que se nos fue impuesta en la conquista. Más aun, ¿qué les parece si re-pensamos las cosas? ¿Qué les parece un aggiornamento?  ¿Qué les parecería ver la vida y la fe desde una perspectiva de una verdad más completa? Tal vez así podríamos disfrutar de lo que de verdad significa ser hijas e hijos de Dios.

 

 
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