Amor sin límites

Claret Contigo

*102. << Uno de los mayores actos de caridad para con el prójimo es amar y soportar a los que son molestos, caprichosos, testarudos, ignorantes, vanos, orgullosos, etc. Esta es la piedra de toque de la verdadera caridad, decía san Francisco de Sales>> (Carta ascética…al presidente de uno de los coros de la Academia de San Miguel. Barcelona 1862, p. 10).

No siempre nos comportamos movidos por la caridad, y mucho menos amamos y soportamos a los que nos resultan incómodos. Muchas veces nos quejamos de no ser tratados como merecemos, nos consideramos con algunos derechos en nuestras relaciones con el prójimo y lamentamos que lo que hacemos no sea reconocido. Buscamos una compensación a nuestra entrega, o al servicio que prestamos al hermano. En el fondo nos amamos a nosotros mismos, buscamos la propia satisfacción aún en el << dar >>, en el hacer el bien.

Jesús nos enseña no sólo a amar hasta las últimas consecuencias, sino a amar sin exclusiones. Él ha dado su vida por todos y cada uno. No ha tenido en cuenta nuestros méritos, no ha valorado las disposiciones que podríamos tener hacia él, ni ha previsto nuestro agradecimiento o reconocimiento por cuanto ha hecho por nosotros. Jesús, como Dios, nos enseña que se debe amar gratuitamente y a todos sin excepción porque todos son hijos suyos. El verdadero amor es el que se vive sin interés egoísta, sólo porque la persona amada es la que es; se la ama por sí misma, e incluso a pesar de sí misma, de sus defectos, de sus comportamientos, de sus actitudes hacia mí.

Nos podemos preguntar siempre a quién amo, por qué amo a esa persona, qué busco en ella. O, por el contrario, a quién rechazo, por qué le rehúyo.

Mis razones para amar, ¿son válidas, están inspiradas en la caridad de Cristo o en mis sentimientos, en mis reacciones espontáneas, en el provecho o el daño que pueda obtener…?

 

 
Oprimir CTRL para varias opciones

Síguenos en: